“Estoy muriendo de pena, se extingue el bosque de poemas,
a ratos emerge la risa a buscar lo que queda,
el silencio profundo obliga a inclinar la cabeza,
sentencias escupen la piel que va quedando seca...
Hago los últimos bordados,
paredes voy sintiendo...arrugando mi respiro.
Ya no volveré de esta... estoy sucumbiendo,
no hay conjuro que me salve, ni arcilla que cubran las grietas.
El sol ya no calienta,
el frío ya no congela,
hundida en pantano de letras, la Bruja esta muriendo de pena...
Entre arrecifes de mármol quisiera tenerte,
el atrio que fuimos,
en sacrosanto vuelo te dejo cariño...
Me pierdo hoy en día,
entre ciénagas dormidas,
arrastrada, pordiosera,
cielo y trueno se conjugan en un rescoldo que ya no sirve,
ni las hierbabuenas vivirán afuera,
en el ojo del huracán vivo ahora.
Voy perdiendo vibración...
¡profecía infiel sujeta mi andar cósmico.!
Todo gira en un altar de velas,
la hora llega...
Se consuma el mantra entre pastizales embriagados,
la Bruja, muriendo de pena,
Anunciado estaba el último beso, sin flores, a la intemperie,
sin más sonido que el silencio.”
Dormirá, nauseabunda, descamada,
sin fronteras, sin ruidos, sin trompetas.
El Taj Mahal y el hibisco pajizo la esperan,
ilusa, impulsiva, turbulenta...
a la vera del camino, ni margaritas ni serafines.
Ya no serà protagonista del camino rúnico que gritaron...
Hoy, muere de pena,
“Romancera de los lagos”,muere...
entre “peces sorprendidos”, muere,
no habrá momentos, testigos, hechizos..."
¡la Bruja está muriendo de pena!...
No dudes yo si te quise.
Son muchas, las palabras, que tal vez por miedo, las dejamos en el aire, no me arrepiento de nada, se que fui tan cobarde como lo fuiste tu.
Te espero, cuando miremos al cielo de noche: tu allá, yo aquí.
Son muchas, las palabras, que tal vez por miedo, las dejamos en el aire, no me arrepiento de nada, se que fui tan cobarde como lo fuiste tu.
Te espero, cuando miremos al cielo de noche: tu allá, yo aquí.